La región norte de la Península Ibérica, que abarca lo que hoy es España y Portugal, albergó varias civilizaciones antiguas durante la Edad de Hierro. Estas civilizaciones dejaron tras de sí un rico patrimonio cultural que aún hoy fascina a historiadores y arqueólogos. Un grupo notable de hombres que habitaron esta zona durante aquella época fueron los celtas.
La presencia celta en el norte de Iberia
Los celtas fueron uno de los grupos de pueblos más destacados de Europa durante la Edad de Hierro. Procedentes de Europa central, emigraron y se asentaron en diversas regiones, incluido el norte de la Península Ibérica. Los celtas trajeron consigo su cultura, lengua y costumbres únicas, dejando un impacto duradero en las poblaciones locales.
La presencia celta en el norte de Iberia queda patente en los numerosos yacimientos arqueológicos y artefactos descubiertos en esta región. Estos hallazgos proporcionan información valiosa sobre su modo de vida y las sociedades que construyeron.
La cultura castreña
Un grupo específico dentro de las poblaciones celtas del norte de la Península Ibérica se conoce como la cultura castreña. La cultura castreña prosperó durante la Edad de Hierro y dejó tras de sí impresionantes asentamientos fortificados conocidos como «castros». Estos asentamientos fortificados se construyeron en las cimas de las colinas o en otros lugares estratégicos, proporcionando protección y seguridad a sus habitantes.
Los castros eran comunidades estructuradas con casas, calles y murallas defensivas bien organizadas. Normalmente eran de piedra y estaban rodeados de murallas fortificadas. La cultura castreña desarrolló técnicas agrícolas avanzadas, produciendo cultivos como trigo, cebada y legumbres. Además, eran hábiles en el trabajo del metal, produciendo herramientas, armas y exquisitos objetos ornamentales.
La Cultura Astur
La cultura Astur fue otra importante civilización de la Edad del Hierro en el norte de la Península Ibérica. Habitaron principalmente la región conocida hoy como Asturias, situada en el noroeste de España. La cultura astur compartía muchas similitudes con la cultura castreña y se cree que recibió la influencia de los celtas.
Al igual que la cultura castreña, la cultura astur construyó asentamientos fortificados y desarrolló prácticas agrícolas avanzadas. Los recursos naturales de la región, como el hierro y el oro, les permitieron prosperar económicamente. El trabajo del hierro, en particular, estaba muy desarrollado en esta zona, y la producción de armas y herramientas de hierro desempeñó un papel crucial en su sociedad.
El legado de los hombres de la Edad de Hierro en el norte de Iberia
Los hombres que vivieron en el norte de la Península Ibérica durante la Edad de Hierro dejaron un legado duradero que sigue conformando la historia y la cultura de la región en la actualidad. Sus avanzadas prácticas agrícolas sentaron las bases de las técnicas agrícolas actuales. Además, su habilidad para trabajar el hierro y otros metales contribuyó a los avances tecnológicos de la época.
La influencia celta aún puede verse en las lenguas que se hablan en la región. Por ejemplo, el gallego, hablado en el noroeste de España, y el mirandés, hablado en el noreste de Portugal, muestran vínculos lingüísticos con la antigua lengua celta.
Además, los ricos hallazgos arqueológicos proporcionan valiosos conocimientos sobre la vida cotidiana, las estructuras sociales y las prácticas religiosas de estas antiguas civilizaciones. Los castros y otros yacimientos arqueológicos siguen excavándose, arrojando luz sobre este fascinante periodo de la historia.
En Conclusión
Los hombres que vivieron en el norte de la Península Ibérica durante la Edad del Hierro eran principalmente celtas, pertenecientes a civilizaciones como la cultura castreña y la cultura astur. Sus aportaciones culturales y tecnológicas han dejado un profundo impacto en la historia, la lengua y el patrimonio arqueológico de la región. El estudio de estas civilizaciones profundiza nuestra comprensión del complejo entramado de sociedades antiguas de la Península Ibérica.