En el campo de la arqueología, el concepto de prehistoria se refiere al periodo de tiempo anterior a que se mantuvieran activamente registros escritos. Estudiar la prehistoria nos ayuda a comprender el desarrollo humano, las evoluciones culturales y los avances tecnológicos. Sin embargo, surge la pregunta: ¿Quién divide la prehistoria? ¿Qué criterios utilizan los expertos para establecer sus diferentes etapas? Profundicemos en este fascinante tema y exploremos las distintas divisiones de la Prehistoria.
Definición de las divisiones de la Prehistoria
La Prehistoria suele dividirse en tres grandes periodos cronológicos: Paleolítico, Mesolítico y Neolítico. Cada época representa una transformación significativa de la sociedad y la tecnología humanas. Las divisiones se establecen basándose en cambios críticos en las pautas culturales y de comportamiento en distintas regiones del mundo. Veamos más de cerca cada una de estas etapas.
La Era Paleolítica
En la era Paleolítica, comúnmente conocida como la Antigua Edad de Piedra, los humanos dependían de la caza, la recolección y la supervivencia en pequeños grupos. Este periodo se extiende desde la aparición de nuestros primeros antepasados hasta alrededor del 10.000 a.C. Las sociedades paleolíticas fabricaban herramientas y armas principalmente de piedra, hueso y madera. Eran muy nómadas y se desplazaban constantemente en busca de comida y refugio. Esta época fue testigo de la evolución de nuestra especie, el Homo sapiens, y del dominio del fuego.
El Mesolítico
Después del Paleolítico, el Mesolítico representa una fase de transición marcada por los avances en la fabricación de herramientas, la utilización de los recursos y las estructuras sociales. Esta era se extiende desde alrededor del 10.000 a.C. hasta el 6.000 a.C. Durante esta época, las comunidades humanas experimentaron cambios significativos debido al calentamiento del clima y al final de la última Edad de Hielo. Comenzó la introducción de la agricultura y la domesticación de plantas y animales.
La Era Neolítica
La Era Neolítica, también conocida como la Nueva Edad de Piedra, fue testigo de un profundo cambio hacia comunidades agrícolas asentadas. Este periodo, que duró desde aproximadamente el 6.000 a.C. hasta el 2.000 a.C., trajo consigo enormes innovaciones en la agricultura, la alfarería, el tejido y la construcción de viviendas permanentes. El desarrollo de la agricultura permitió a los humanos producir un excedente de alimentos, lo que condujo al crecimiento de la población, la especialización del trabajo y el surgimiento de estructuras sociales complejas.
Los expertos tras las divisiones prehistóricas
Establecer las divisiones dentro de la prehistoria no es un proceso arbitrario. Arqueólogos, antropólogos y paleontólogos contribuyen al discurso académico estudiando artefactos, observando prácticas culturales y analizando restos humanos. Estos expertos tienen en cuenta diversos factores a la hora de determinar los límites entre los periodos prehistóricos.
Un aspecto crucial que se tiene en cuenta es el cambio cultural y tecnológico. El abandono o la adopción de determinadas herramientas, materiales y prácticas puede significar el paso de una época a otra. Además, el cambio climático, las adaptaciones medioambientales y la disponibilidad de recursos desempeñan papeles esenciales para comprender cómo evolucionaron las sociedades a lo largo del tiempo.
Además, la división de la prehistoria suele estar influida por factores geográficos. Diferentes regiones del mundo experimentaron distintas cronologías y avances. Por ejemplo, la revolución agrícola se produjo en distintos periodos en diversas partes del mundo, en función de factores como el clima, las características geográficas y la flora y fauna disponibles.
¿Por qué dividir la Prehistoria?
La división de la Prehistoria en distintos periodos facilita una mejor comprensión de la historia humana y de las complejidades de nuestros antiguos antepasados. Al identificar los momentos clave del cambio, los expertos pueden señalar los desarrollos, innovaciones y transformaciones culturales específicos que se produjeron durante estos periodos.
Además, dividir la prehistoria permite realizar estudios comparativos y análisis de distintas regiones. Permite a los investigadores identificar similitudes y diferencias en las prácticas culturales, los avances tecnológicos y las estructuras sociales. Estos estudios comparativos contribuyen a una comprensión más rica de la diversidad cultural humana a lo largo del tiempo.
Conclusión
La división de la prehistoria en periodos específicos, como las eras Paleolítica, Mesolítica y Neolítica, proporciona un marco para comprender las complejidades de nuestro pasado antiguo. Las divisiones se basan en los cambios culturales, tecnológicos y sociales que se produjeron en distintas regiones del mundo. Los expertos en arqueología y campos afines contribuyen a estas divisiones mediante un estudio y un análisis minuciosos. Al comprender las divisiones de la prehistoria, obtenemos información valiosa sobre el desarrollo gradual de las sociedades humanas y sus adaptaciones a entornos cambiantes.
Recuerda, las divisiones de la prehistoria no están grabadas en piedra (no es un juego de palabras). Los nuevos descubrimientos y avances en la investigación pueden perfeccionar o ampliar nuestra comprensión de estas épocas. Sin embargo, por ahora, las divisiones de la prehistoria siguen sirviendo como hitos para desentrañar nuestro antiguo pasado.